La naturaleza y su poder en su más pura esencia, la posibilidad de sentir la tierra viva bajo los pies y aún ante los ojos constituye el gran atractivo de Islandia, la isla indómita que es capaz de hacer experimentar al viajero las cuatro estaciones en apenas unos minutos.
La belleza de unos paisajes lunares, fumarolas que nos anuncian la presencia de los volcanes y la vitalidad terrestre bajo la corteza, el geiser que escapa de ese fuego en busca de un poco de cielo, los glaciares que se desgajan al llegar al mar y la constante presencia de grandes superficies siempre cubiertas por la nieve, no es de extrañar por tanto que el escritor Julio Verne eligiera esta isla para comenzar su Viaje al centro de la Tierra como más recientemente lo han hecho los productores de televisión para filmar numerosas escenas de “Juego de Tronos”.
El turista de hoy va a encontrar unos paisajes completamente diferentes a los que está acostumbrado, donde la presencia del hombre es a veces impensable, pero también va a descubrir una activa y moderna capital con una animada vida cultural y social, donde la contagiosa vitalidad de sus habitantes invita a disfrutar la noche, y también el día.