Una antigua costumbre social –la de visitar a los enfermos– se convierte, en esta nueva novela de Vicente Valero, en el pretexto único para la creación de un original y atractivo mosaico de historias y retratos. Como en Las transiciones (Periférica, 2016), el narrador vuelve a los años de la infancia y a su isla natal para indagar en el estado de una sociedad que está a punto de asistir a la muerte de Franco y al comienzo de la Transición con sensaciones encontradas, las propias de un viejo y anquilosado mundo que se derrumba y en el que sólo el turismo reciente parece haber empezado a ejercer un papel novedoso y modernizador.
Pero Enfermos antiguos, además de ser un retrato implacable de la sociedad de aquellos años, es sobre todo una novela sobre la infancia, con sus insólitos descubrimientos y efímeras certezas, que propician un jugoso y divertido anecdotario, y su persistente atmósfera familiar, la misma con la que el autor construyó Los extraños (Periférica, 2014): la historia, en fin, de un convulso aprendizaje en tiempos de cambios profundos y decisivos, en la que el lector podrá encontrar situaciones y personajes tan cercanos como inolvidables.