Con 29 años, a Patricia Pólvora le dijeron que acabaría en una silla de ruedas y que lo mejor que podía hacer era prejubilarse. Le acababan de diagnosticar una enfermedad crónica: artritis reumatoide, una dolencia autoinmune cuya causa se desconoce y que, al contrario que la artritis común, puede presentarse a mediana edad.
Tras el primer impacto, Patricia decidió que no iba a quedarse resignada a acabar en una silla de ruedas. Se enfrentaría a la enfermedad. Para ello decidió cambiar de país, dejar un buen trabajo y formar una nueva familia. Contra todo pronóstico, y gracias a los avances médicos pero también a su enorme fuerza de voluntad, logró lo que pretendía. Hoy ha creado su propia empresa de venta de té, tiene un hijo y no va en silla de ruedas.
Dinámica, dulce, firme e inteligente, Patricia se ha convertido en protagonista, sin ella pretenderlo, de una historia de superación en toda regla que contagia al lector de energía y comprensión. Patricia no disfraza los malos momentos: los vive e intenta sacar algo de ellos, aunque a veces no tenga muy claro el qué. Ante todo ha aprendido a disfrutar los buenos momentos y los pequeños éxitos: los días con menos problemas de movilidad, las épocas sin brotes de la enfermedad, las risas en una cafetería, las mejoras en la rehabilitación, el sol en la cara, el olor del té. En definitiva, de todos aquellos instantes que la hacen feliz.