Jean Valjean ha cumplido una injusta condena de casi veinte años por robar comida para su familia. Una vez fuera de la prisión, la sociedad pretende apartarle de nuevo, por lo que deberá volver a delinquir. Gracias al encuentro con el obispo Myriel, cambiará de actitud y se redimirá, aunque antes deberá adoptar una nueva identidad.
Intentando hacer el bien entre sus congéneres conocerá a Fantine, una mujer al borde de la muerte que le encargará el cuidado de su hija Cosette. Vivirá desde entonces en una huida constante, pues es perseguido por el policía Javert, buscando lo mejor para una niña inocente e intentando ayudar a todos aquellos que viven sin justicia ni esperanza.