Un día cualquiera un hombre muerde a otro en un partido de fútbol. Al día siguiente una horda de descerebrados se muerden los unos a los otros. Lo llaman el Brote, y aunque nadie sabe nada sobre el origen todo el mundo al mismo tiempo una voz autorizada para el análisis. ¿Qué ha provocado el Brote y cómo pararlo? No hay respuestas. Sólo hay una cosa clara: los apestosos, como todo el mundo les llama, huyen del ruido. Van muy despacio y no son especialmente agresivos. Los grupos de riesgo son los ancianos, los niños, y los despistados.
En medio de este problema una joven indolente recibe la visita de un fantasma del pasado. La niña a la que odiaba en el colegio le da una noticia: el mundo terminará cuando el viento agite las palmeras. Verónica y su exnovio Alejandro deciden recuperar el tiempo perdido huyendo hacia delante. Recorren la costa sin esperar nada y sin prometerse nada.
En un verano de incertidumbre y calor surgen nuevos amigos, viejos enemigos, alcohol, fiesta, últimas oportunidades, credos, y ningún responsable. Nadie responde y nadie tiene prisa. Al fin y al cabo es agosto. Y en agosto nunca pasa nada