¿Te sientes culpable cuando te gusta una película
de masas? ¿Te autoflagelas viendo cine de autor?
No te preocupes, Pedro Vallín quiere curarte.
Críticos culturales de plumas avinagradas han sentenciado
durante décadas que el cine de Hollywood oculta un
maligno instrumento de adoctrinamiento colectivo. Una
perversión subliminal que aliena a las masas y les inocula
la ideología dominante. Semejante visión del cine comercial
supone que la gente es imbécil. Que se la traga siempre.
Entre cuencos de palomitas. Y encima, riéndose.
Pedro Vallín ha escrito un ensayo herético que defiende
que no, que ni los superhéroes yanquis defienden la
propiedad privada ni el cine de autor europeo transmite
valores progresistas. Y que puestos a generalizar ocurre lo
contrario: que el cine made in Hollywood es emancipador
y que las producciones europeas acusan un sesgo burgués,
ensimismado y autoindulgente.
¡Me cago en Godard! es un libro irreverente y con clara
vocación de incordio. Su autor no se caga solo en Jean-Luc,
sino que también lo hace en la elitismo condescendiente
del establishment cinematográfico europeo, en los dogmas
que identifican las películas estadounidenses con la derecha
y en el mal llamado «placer culpable». Porque es absurdo
sentirse un aliado del imperialismo por disfrutar de una
película palomitera (o sentirse mejor persona por dormirse
frente a una mala película indie).
En definitiva, Pedro Vallín ha querido firmar una
defensa del goce en el cine, del humor y del pensamiento
autónomo, es decir, su sentencia de muerte como crítico
cultural de prestigio. Y los de Arpa encantados de ayudarle.