Los Beatles representaban la excelencia musical, la originalidad
melódica, el frenesí del pop, pero asimismo el legado armónico
de la tradición romántica europea, separándose, tras una década
en activo, con un tesoro de canciones que empezaron con frescura
y empatía y finalizaron en arte mayúsculo y cuestionamiento del
mundo que gracias a ellos habíamos dejado atrás. Los Stones han
seguido en marcha durante décadas tras unos áridos inicios picando
piedra en las más ancestrales vetas del blues y transgrediendo
en sus letras los límites de la hipócrita moral imperante. Este libro
pone en paralelo las carreras de ambas bandas imprescindibles,
trazando su relación artística y personal, entre coincidencias y divergencias,
hasta concluir que en lo que sus dos empresas más se
asemejaron fue en los egos enfrentados, las disputas financieras y
las puñaladas traperas que abundan en estas páginas. Es la condición
humana, claro, exasperada ante el éxito infinito y la pasta
gansa. BeatleStones concede que los primeros fueron genios del
estudio de grabación y los segundos convirtieron el rock and roll
en un monumental espectáculo.