La campaña de invierno de 1941 ? 1942 de Alemania es vista generalmente como su primera derrota. En La retirada de Moscú, un estudio audaz y apasionante de uno de los momentos más trascendentales de la Segunda Guerra Mundial, David Stahel argumenta que, por el contrario, fue su primer éxito estratégico en el Este. La contraofensiva soviética fue, en realidad, una victoria pírrica. A pesar de ser obligada a replegarse a las puertas de Moscú, la Wehrmacht perdió muchos menos hombres, frustró la estrategia de su enemigo y emergió en la primavera intacta y lista para recuperar la iniciativa. El plan estratégico de Hitler pretendía conservar importantes ciudades industriales soviéticas y el Ejército alemán lo consiguió. En enero de 1942, los soviéticos buscaron nada menos que la destrucción del Grupo de Ejércitos Centro, pero ni una sola gran unidad alemana llegó a ser destruida. Careciendo de la profesionalidad, el entrenamiento y la experiencia de la Wehrmacht, la ofensiva del Ejército Rojo, que trató de romper las líneas germanas en incontables ataques frontales, llevó a muchas más derrotas tácticas que victo