La expansión de España, Francia, Inglaterra y Provincias Unidas en los territorios de Norteamérica a partir del siglo XVI tiene su origen en múltiples causas: la búsqueda de metales preciosos, el asentamiento de nuevas poblaciones fuera del alcance de la presiones políticas y religiosas dominantes en Europa, la demanda de recursos naturales, el comercio de pieles, la necesidad de puertos seguros que garantizasen las rutas de navegación, el afán evangelizador, la gloria personal y los intereses geoestratégicos fueron algunos de los motivos. Pero esta ocupación del territorio por los colonizadores europeos llevará a los pueblos indios norteamericanos a la guerra contra los recién llegados desde que los primeros buques anclaron en las costas y estuarios; los guerreros indios defendieron sus tierras asimilando las armas y caballos europeos, cambiando sus costumbres militares y alternando momentos de negociación y convivencia con períodos de guerras cruentas, en las que la superioridad del equipamiento europeo, la constante llegada de nuevos colonos y la expansión de epidemias les diezmaron lentamente. De