Si los parisinos caminan por su ciudad acompañados por Balzac y los londinenses van de la mano de Dickens, nosotros nos planteamos pasear por nuestro Madrid con Galdós al lado. Y eso no será todo, ya que también lo haremos con Isabel II, con Carlos María de Castro o con el marqués de Salamanca, entre otros.
A través de las obras de este gran novelista, que también fue dramaturgo, cronista y político, es fácil introducirse en ese Madrid en construcción, sentirse inmerso en la sociedad decimonónica y verse rodeado por rentistas, especuladores, marqueses arruinados y endeudados hasta las cejas, burgueses enriquecidos, inmigrantes procedentes de otras provincias y en busca de una vida mejor o mujeres que buscan su sitio en aquel nuevo ámbito urbano.
Leyendo fragmentos de sus obras, nos sentiremos dentro de los cafés llenos de humo de aquel Madrid del siglo xix; sufriremos el bullicio de las calles sin semáforos ni pasos de cebra. Mientras, quizá veamos a Galdós yendo de aquí para allá, viviendo en primera persona acontecimientos tales como la construcción del barrio de Salamanca, los primeros intentos de implantar un sistema de alcantarillado en la ciudad, la Noche de San Daniel, el asesinato de Prim o el atentado contra el rey Amadeo de Saboya.