Altos acantilados, grutas marinas ocultas, playas doradas, orladas bahías y arenales atraen a miles de visitantes a esta región. Bordeada por el Atlántico, su costa es un paraíso para los deportes acuáticos, y en su abrupto interior aguardan pueblos con castillos, aldeas encaladas, una suave campiña tapizada de almendros y huertos de cítricos, restaurantes en casas rurales y fabulosas excursiones.