No se pueden entender estas páginas sin reflexionar sobre el choque de intereses nacionales de tres naciones, una la española, vieja y desgastada durante el siglo xix, que daba sus últimos estertores como potencia media, otra la cubana que nacía con la fuerza de la sabia nueva, y una tercera la norteamericana, que despuntaba ya como la gran potencia en que se iba a convertir.
Desde la historiografía que he recorrido en mi investigación se atisba la impresión que España no estuvo preparada para la guerra en 1898. Con la Inteligencia, se intentó paliar esa estrategia reactiva, que tan mal resultado dio.
El esfuerzo que se efectuó en la Armada que ímprobo, redoblándose todo tipo de acciones, y en último término, dando todo lo que se le puede pedir a una persona, su vida en defensa de su nación. Sacrificio que no fue ni comprendido ni aceptado por muchos sectores de nuestra sociedad.