Los tratados clásicos sobre las costumbres y la vida virtuosa, particularmente los latinos de Séneca y Cicerón, tienen en el final de la Edad Media y en el Renacimiento una muy rica historia efectual.
Sin embargo, no es hasta el siglo XVII, de la mano de un feminismo todavía muy incipiente, representado por figuras cortesanas como la marquesa de Lambert, cuando se empieza a sospechar que el estoicismo o el senequismo contienen una sospechosa ideología de género.
La marquesa de Lambert no pretende rebatir toda la doctrina antigua, pero encuentra que el camino que conduce a la vida feliz no es el mismo, ni tropieza con los mismos obstáculos, en el caso de los varones y en el de las mujeres.
Un breve manual, de mucha utilidad, encaminado a que las mujeres vivan felizmente su vejez.