Una nena de 10 años asiste a la enfermedad del padre y la asimila como hacen los niños: mediante el juego. Miramar es la nueva novela de Gloria Peirano, de quien Alfaguara publicó en 2019 la notable La ruta de los hospitales, que cosechó numerosos premios nacionales e internacionales. «Miré cantidad de veces una película que filmó mi padre en la playa de Miramar [...]. Yo sonreía a la cámara y jugaba con una pelota de goma. La mano de mi madre me acariciaba la espalda». Engarzadas como pequeñas piedras preciosas, las escenas y los momentos de esta novela arman un delicado rompecabezas que va y viene en el tiempo; es 1972, es 1976, es el Mundial de Fútbol de 1978, es hoy. De fondo, la casa en Miramar, la casa en la playa de una familia que se desintegra. Los hijos, una nena de diez años y su hermano menor, asisten a los desencuentros y reconciliaciones de los padres, jóvenes, hermosos, llenos de furia y de amor. Pero también ocurre la tragedia. El padre enferma, y la niña asimila el dolor de la despedida a través de un juego privado entre ellos. Su libro favorito en ese momento, Mujercitas, se convierte en el escenario privilegiado donde juegan a cuidarse y a contenerse uno al otro.En Miramar, Gloria Peirano nos entrega una historia de amor filial y de duelo que no se olvida con el tiempo; al contrario, se agranda con el recuerdo. Una novela que emociona y nos vincula con las pérdidas inevitables de la vida.La crítica dijo...
«Miramar es una excelente novela engañosa. Y es buena porque es engañosa [...]. También es una novela sobre la deuda. Sobrevivir -dice el relato- es quedar en deuda; ser deuda incluso».
Juan Sasturain «En un año ordinario, salen pocos libros tan delicados como este -diez novelas asu altura serían consideradas cosecha récord-. La ruta de los hospitales, de Gloria Peirano, es una joyita del habla de los argentinos; seguramente contribuye que haya logrado crear un mundo propio».
Matilde Sánchez, Clarín «Peirano escribe como si inhalara poesía y exhalara versos que se configuran en frases pulidas con una notable perfección».
Silvina Friera, Página/12