El polo femenino es el lado «interior» de lo humano, la tierra fértil que habita en cada uno de nosotros. La dimensión de lo femenino es la dimensión de la espiritualidad. La mujer es portadora de esta dimensión.
En la mujer, el vínculo con lo espiritual se encuentra más activo, ya que ella es esencialmente «la madre de toda vida», y la vida es signo de espíritu. Nuestra cultura actual, materialista, insensible e incrédula, es la configuración de un mundo hecho a la medida de los valores masculinos, en el cual lo femenino se encuentra devaluado y despreciado. Nuestra espiritualidad es una espiritualidad enferma de machismo.
El presente texto es un conjunto de meditaciones y reflexiones que giran en torno al misterio de lo sagrado femenino, profundizando en los diferentes símbolos tradicionales que se hallan presentes en la cábala, el tarot, la astrología, la alquimia, las Sagradas Escrituras y en las llamadas «vírgenes negras», aquellas misteriosas imágenes de la madre de Dios realizadas y veneradas por los alquimistas medievales.