Un ejercicio de creación que hace que la estancia en un hospital tome otro significado. Escribir desde la emoción, con los ojos cerrados, en un lugar donde lo sencillo pasa a ser sublime, donde las alegrías se celebran por dentro, donde una buena noticia te hace disfrutar lo infinito, donde una sonrisa es el mayor regalo. En un espacio tan reducido, la espera es interminable y el sufrimiento desgarrador, pero también aquí lo bueno es más bueno, lo bonito es más bello y lo simple se convierte en importante.