La búsqueda epistemológica que Clara Janés emprende en sus escritos se dirige a entender la realidad del universo, cuya complejidad se presenta a menudo como un enigma. La física es el referente analógico al que recurre la autora con una consistencia que la distingue de otros autores y obras poéticas. Su proceso creativo recorre las vías de la sensibilidad hacia un conocimiento
que confluye con la ciencia, afanándose por mantener un balance entre los polos de inmanencia y trascendencia. No se busca una síntesis de esos polos, sino el conocimiento que emerge de su complementariedad. En ese difícil equilibrio, la autora encuentra un paralelo en el dualismo entre refugiarse en las certezas, determinismo, reversibilidad, continuidad y causalidad de la física clásica, y la necesidad de confrontar la incertidumbre, discontinuidad, indeterminismo e irreversibilidad de la física cuántica. Erwin Schrödinger, con el determinismo de la función de onda, y Niels Bohr, arquitecto de la cuántica y del principio de la complementariedad, articulan ese dualismo. Este estudio se enfoca en el carácter fluctuante del lenguaje de Janés, ejemplo de la transdisciplinariedad en acción que, confiando en las evidencias científicas, anhela vislumbrar el misterio que se cree oculto tras la materia visible. La interdependencia entre la subjetividad y el exterior se articula en una escritura cuyos hilos se entretejen en múltiples referencias y connotaciones que, se diría, reflejan los enredos cuánticos en la misma textura del cosmos. Llamarla "poesía cuántica" implica entenderla como un sistema marcado por un tipo de energía discontinua, sorpresiva de saltos semánticos donde se ahonda en la exploración, buscando acceder a un enigma que se mantiene huidizo.