Una defensa a la cultura de la libertad desde los conocimientos científicos hasta las tradiciones, usando como base el juicio crítico, las artes, los valores, las costumbres y los modos de vida.
Desde este nuevo enfoque, Carlos Rodríguez Braun realiza un análisis sobre el liberalismo que va más allá de lo meramente económico, y nos ofrece una visión 360º de cómo influye en aspectos cotidianos como la Iglesia, el periodismo, la tauromaquia y la política, la desigualdad y la literatura.
A través de estas páginas, nos transmite que la esencia de la cultura de la libertad es que «la libertad no ha de ser propiciada y defendida por sus benéficos efectos económicos, aunque los tenga». La libertad es buena de por sí, es buena por sí misma, independientemente de sus consecuencias.
Porque la libertad no es un medio. La libertad es un fin.
«Al afirmarse como soberano en el siglo XVI, la potencia expansiva del Estado alteró la trayectoria liberal de la historia de Europa y, en consecuencia, la de sus proyecciones extraeuropeas, determinada, como explica magistralmente Carlos Rodríguez Braun, por los Diez Mandamientos. La Revolución francesa eliminó definitivamente la soberanía de Dios, el origen del poder, y, liberado el deus mortalis del Deus inmortalis , tiende inevitablemente a ser totalitario, aunque se presente como liberal. Los ensayos recogidos en este libro ejemplifican las incongruencias y falacias del pseudoliberalismo dominante, enemigo de la auténtica tradición liberal».
Dalmacio Negro Pavón, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas