Estar impedido es un síntoma; e inhibido, un síntoma en la vitrina de un museo. El impedimento está en la columna del síntoma y significa, etimológicamente, ser tomado en la trampa. Sobreviene cuando el sujeto, en su avance hacia lo que está más lejos de él -el goce-, encuentra esa íntima fractura bien cercana. ¿A causa de qué? De haberse dejado capturar en el camino por su propia imagen, por la imagen especular. Esa es la trampa: la captura narcisista. El límite muy preciso que esta captura introduce en cuanto a lo que puede investirse en el objeto excluye el residuo, el resto, lo que no llega a investirse; es lo que dará su soporte, su material, a la articulación significante que en el plano simbólico será llamada castración.