En La sonrisa vertical no podía faltar esta obra clásica de la literatura erótica contemporánea. Tras un largo rodeo y un camino incierto, aquí tenemos por fin Roberte, esta noche, para mayor gozo de los fieles lectores de esta colección. Pierre Klossowski, de origen polaco y nacionalizado francés, además de escritor de culto, admirado y reverenciado en todo el mundo, es también un pintor muy notable y algo inquietante, aunque menos conocido en esta faceta que su hermano, el pintor Balthus.
El que cuenta la historia de la enigmática Roberte y de su anciano marido Octave es el joven sobrino Antoine, quien, a la edad de trece años, fue adoptado por su tío, un eminente profesor de escolástica que, según Antoine, «padecía su felicidad conyugal como una enfermedad». Para encontrar alivio, Octave decide introducir en su vida una perversa ley de la hospitalidad. Así, instigada por su marido, Roberte se ve envuelta en el extraño ritual de ofrecer su hermoso cuerpo a cualquier huésped que lo desee. Pero ¿es realmente Roberte tan sólo un cuerpo que se ofrece, un instrumento de la voluntad ajena, fuente compartida de placer entre un viejo voyeur y un joven excitado por el deseo? Antoine, que vive una adolescencia agitada en la enrarecida atmósfera de esa casa y que siente una violenta pasión por su tía, va introduciendo paulatinamente al lector en las misteriosas ceremonias de una sexualidad que se sitúa más allá de toda prohibición, más allá de toda moral establecida, en el terreno virgen del erotismo en plena libertad.