El libro del reloj de arena, publicado en Alemania en 1957, es, pues, una obra excepcional dentro de la producción de Jünger. Una reflexión sabia y hermosa, no exenta de melancolía, sobre el sentido del tiempo. Pero dejemos que el propio Jünger nos introduzca en la naturaleza de esta reflexión: «Quien vive inmerso en este altivo mundo de titanes, en sus goces, en sus ritmos y peligros, puede conseguir grandes cosas, pero no es capaz de juzgarlas. (02026;) En este sentido, el reloj de arena es un buen punto de apoyo para la crítica del discernimiento, una adición sedante a nuestro mundo vertiginoso, una adición anterior a Copérnico, pero aún más relevante si tenemos en cuenta que nos hallamos en un terreno que separa la doctrina de Copérnico de un nuevo concepto del tiempo y del espacio».