La vida del gran editor Giangiacomo Feltrinelli resume de modo trágico y ejemplar los efectos que el pensamiento revolucionario produjo en los intelectuales europeos de los años 60 y 70. En Senior Service (un homenaje a la vez a la marca de cigarrillos que fumaba y a la figura paterna) Carlo Feltrinelli, su hijo, reconstruye magistralmente la paradójica y compleja trayectoria de su padre.
Hombre riquisísimo y refinado, comprometido políticamente y fundador en 1955 de la editorial que lleva su apellido, Giangiacomo se convirtió en un terrorista de izquierdas y murió a los 46 años en 1972, tras dos años de clandestinidad, al explotarle una bomba con la que planeaba dejar sin luz a medio Milán. La clave de su biografía se halla, en gran parte, en su vida privada: que tuvo una infancia solitaria e infeliz, marcada por el probable suicidio del gran empresario que fue su padre y por la figura imponente de su madre. Para él las lujosas villas, los yates y los descapotables no eran incompatibles con su adhesión al comunismo y más tarde a la guerrilla.
Tras siete años de investigación y redacción, su hijo Carlo arroja una iluminadora luz sobre la vida llena de claroscuros de su padre. Pone en manos del lector no sólo la valiosa correspondencia del editor a la vez con autores, como Pasternak, Lampedusa, Nabokov o García Márquez, y editores como Gallimard o Rowohlt, sino también documentos inéditos sobre sus atribuladas actividades políticas: despachos airados de la KGB tras la primera edición mundial en su editorial de El doctor Zhivago; la relación y la ruptura con el PC italiano; las frecuentes visitas a su amigo Fidel Castro; y las incursiones guerrilleras (entre otras, su célebre estancia con el Che en Bolivia). Carlo hurga asimismo en los servicios secretos italianos y en los expedientes que la CIA abrió al «agente castrista más activo de Europa».