Los lectores de poesía acostumbran a sentir, tal vez aún más que los de narrativa, una curiosidad muy loable por todo aquello que constituye la materia prima de la que el poeta extrae su obra, entre otras razones porque muchos grandes poetas han expresado en prosa sus ideas sobre aquellos aspectos de la vida y de la creación literaria que han dejado en ellos esa huella que más tarde aflora en forma de verso en sus poemas. En estos textos -ensayos, conferencias o artículos-, los lectores reencuentran al poeta esta vez a través del espejo en el que éste se mira.
Los mitos y las máscaras son, en cierto modo, reflejos de su espejo que el poeta Juan Luis Panero nos permite ahora descubrir de él. Porque, si bien estos textos han sido escritos y publicados por separado, según él, «por encargo o para ganar dinero», ahora, así reunidos y reelaborados en forma de libro, pasan a ser una reflexión coherente sobre sus andanzas por el mundo y por la vida, así como por el arte, la literatura, los «salones» literarios, las ciudades míticas y las de asfalto, las plazas de toros y las tabernas. El mismo lo expresa así : «En Los mitos y las máscaras, como en botica, hay un poco de todo» y también «muchos de mis mitos personales y de las máscaras que los seres humanos utilizamos y que he contemplado de cerca o de lejos». Van poblando estas páginas, «las que están más cerca de mi poesía y de mi mundo personal», entre otros muchos, Marguerite Yourcenar, Borges, Juan Rulfo, Pessoa, Chéjov, Octavio Paz, Eliot y «el gran Fitzgerald», pero también toda suerte de seres pintorescos, conocidos o no, que ilustran la lúcida visión personal de Panero acerca de la condición humana.