Aplicando al libro de viajes su destreza de novelista y ensayista, a través de descripciones, anécdotas, y, ante lo que va viendo, de interpretaciones deslumbradoras en las que se entrelazan historia e instinto, arte y emoción, religión y sexo, D.H. Lawrence da a conocer a los etruscos, y, a traves de ellos, abre la imaginación a nuevos modos (o viejos modos rescatados y reinterpretados) de entender la vida y de percibir y experimentar con más riqueza el entorno mediante el empleo simultáneo del intelecto, el sentimiento y los sentidos.