La crisis económica y política de los países que configuran la América Central en el momento presente tiene sus raíces y se configura a partir de una estructura social en la que, si un rasgo significativo es su muy alta tasa de población indígena, que llega en Guatemala al 59,7%, lo que decididamente determina al conjunto es el hecho de que la clase dominante no supera el 1 ó 2%. Frente a una ingente masa de la población de más del 50% que se encuentra en una situación de extrema pobreza. Al finalizar los años 80, en que se produce una crisis generalizada y un gran vacío de poder, retornan las oligarquías tradicionales mimetizadas de empresarios modernizantes y tecnócratas que tratan de evitar un cambio profundo de las estructuras.