Deduce Stendhal, de sus ricas experiencias amorosas, una ley o, por así decirlo, una "ideología", que es en concreto la teoría de la "cristalización". De la cual se deduce que el amor es una operación psíquica eminentemente subjetiva, en la que el enamorado proyecta sobre el ser amado una creciente suma de perfecciones deslumbrantes, que es en suma un concepto del amor de clara raíz romántica.