Día y noche de Madrid. Discursos de lo más notable que en él passa es la primera de las obras de su autor, publicada en 1663. El argumento de esta narración es casi inexistente, puro pretexto para el recorrido diurno y nocturno que Francisco Santos hae por Madrid, y también para una curiosa glorificación de la villa.Delirante, como buen libro barroco, Día y noche de Madrid no es, claro está, un alegre juego costumbrista ni tampoco un ejercicio picaresca. Más allá de todo eso y del evidente madrileñismo, nos encontramos con un texto-manifiesto, angustiado, de la decadencia irremediable del Imperio y de los valores de la España contrarreformista. Francisco Santos no pudo ver por poco, ya en el siglo XVIII, el afrancesamiento de la vida de su país, la nueva dinastía borbónica, los albores de una nueva época. Por eso, y como comentó el hispanista alemán Ludwig Pfandl, lo escrito por Santos con tanta desesperada pasión, es como el áspero chirrido de una sierra mal afilada, pero movida por una fuerza brutal.